sábado, 5 de enero de 2013

Locas por los derechos

Durante décadas la lucha contra la violencia de género ha sido caracterizada por que las mismas personas que debían ser protegidas, han sido quienes tuvieron que levantar las banderas de la igualdad, la justicia y el compromiso de romper el silencio y los esterotipos.
Las mujeres que se han dedicado a luchar por una sociedad más justa, a exigir que se respeten sus derechos, a defender lo que les pertenece, siempre han sido vistas por la sociedad machista como "las locas esas", más de una vez alguien habrá escuchado decir: "¿que quieren ahora?, que se vayan  a lavar los platos o atender a los hijos", pero este tipo de argumentos no son nuevos.
Desde los inicios de la historia la mujer siempre ha sido culpabilizada y perseguida, estigmatizada y reducida. Desde el Génesis en la Biblia que habla de una mujer creada a partir de la costilla de un hombre y  la "Santa Inquisición", entre otras cosas. Así hasta el día de hoy que la iglesia sigue atrasando los tiempos de la evolución social, impidiendo por ejemplo que las mujeres ejerzan su legítimo derecho a elegir que hacer con sus cuerpos.
Los discursos que colocan a la mujer en el lugar de "ama de casa/madre/esposa/niñera", se han perpetuado en el tiempo, han sido aceptados y naturalizados, pensar en una mujer que reclama derechos, para algunos sectores de la sociedad es escandaloso, inaceptable, "¿para que quieren derechos?", dirán algunos...
A nivel masivo, los medios de comunicación son una de las grandes vías donde las prácticas que pretenden legitimar el discurso de que las mujeres son objetos,  son vistos día a día por millones de personas, en las publicidades de productos para el hogar o electródomesticos, la mujer siempre queda en el mismo lugar: la cocina. En los programas de televisión el rol femenino siempre es igual: la cara bonita, o el culo o las tetas.
Pasando al plano educativo, es un hecho histórico y conocido por la humanidad que las mujeres no tenían permitido estudiar, que cuando lograron hacerlo sólo eran carreras que los hombres consideraban que eran aptas para cursar. Aún hoy, tanto la escuela, como las universidades siguen siendo espacios donde se discrimina y relega la imágen de las mujeres, dónde no existe una reivindicación de los personajes femeninos que han sido parte de la historia, donde la mayoría de los textos que se leen en materias como lengua y literatura son solo de hombres; en el mismo sentido es el ámbito educacional dónde los niños y niñas realizan los primeros pasos en la socialización y es justamente ahí donde puede verse como los más chicos reproducen el modelo de suboridnación de los varones sobre las mujeres que traen desde sus casas.
Sin olvidar los mandatos sociales que colocan a la mujer en el lugar de un objeto de posesión, cosificandolas, reduciendolas a cumplir roles que al parecer sólo ellas y nada más que ellas pueden llevar a cabo, como el cuidado de los hijos, la limpieza del hogar, atender al marido/novio... la mujer a demás tiene  la obligación de casarse/juntarse/convivir con alguien al menos una vez en su vida para no quedarse "solterona", es la que tiene que bancarse lo que sea para que los demás no hablen de ella, la que tiene que dejar de lado sus planes personales para ponerse al frente de una familia, la que es maltratada cuando reclama, la que es dejada de lado cuando exige, la que es golpeada y violentada de las peores formas, utilizada, vendida, comercializada...
Resulta difícil, lamentable y  triste no saber en los tiempos que corren de los distintos hechos de violencia a los que las mujeres son sometidas... y no solo por hombres, sino también por mujeres que recrean los discursos machistas: cuando van a trabajar, cuando van estudiar y hasta cuando van a parir... cuando han sido víctimas de un hecho violento y con todo el dolor físico y emocional que esto implica, se animan a denunciar y siguen siendo maltratadas en las instituciones por las que deberían ser protegidas, siguen siendo vistas como la culpable, como la que "algo habrá hecho", como la que se merece ser castigada...
La violencia contra las mujeres esta naturalizada, aceptada en forma tácita, arraigada en la sociedad, a veces sólo basta con una palabra, con una pequeña acción, para que la violencia se haga presente, y aquellos que son víctimas entran en el círculo de la violencia que a veces parece interminable, y que para muchas lo ha sido.
Ha llegado el momento de reflexionar, es claro que cada vez son más las mujeres que se animan a contar por lo que les ha tocado pasar, cada vez son más las que aún sin haber sido víctimas de violencia física se animan a romper con la violencia diaria, en la calle en el trabajo y en todas partes donde se haga presente, cada vez son más las voces que se suman a los pedidos de justicia por aquellas que no fueron auxiliadas a tiempo, cada vez son más los que deciden no permanecer indiferentes.
Ha llegado el momento de cambiar, de comprender, de hablar y de escuchar, de participar, de saber que hoy le tocó a la de al lado, pero que mañana me puede tocar a mí, de apropiarse de los discursos y luchar, de dejar de ser la discriminada, de plantarse y decir que tenemos derechos, sobre nuestros cuerpos y vidas.
Es necesario educar en igualdad, para que los que ocupen mañana nuestros lugares sean más tolerantes y menos violentos, y sobre toda las cosas este el momento de sumarse a las luchas y a los pedidos, que las que salen a la calle levantando las banderas que piden leyes que protejan a todas las mujeres, niños y niñas, no sean señaladas como "las locas esas" que reclaman pavadas, si nos ponemos a pensar, somos mayoría, y en tal caso "las locas" son muchas, como la que escribe esta nota.

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